Ver nota:    Una niña se intoxicó con leche cruda (5/10/02)

Derivaciones de la crisis: autorizan la venta del producto sin pausterizar
El viejo oficio de lechero renace en Olavarría

El intendente Eseverri dispuso la comercialización directa; la iniciativa partió de médicos locales para mejorar la alimentación

  • Los facultativos pidieron al jefe comunal una solución que revirtiera la mala nutrición de un sector de la sociedad
  • Los tamberos venden el litro a 0,50 peso
  • Cuestionamientos
OLAVARRIA.- Víctor Oscar Corridoni es el lechero de Sierras Bayas, un pueblo de 5000 habitantes situado a diez kilómetros de esta ciudad cabecera de partido. Cada madrugada, a eso de las 2, llena con la leche que él mismo ordeña seis tarros de 50 litros y sale a recorrer las calles. Lo hace todos los días, desde 1962, cuando tenía 14 años y ayudaba a sus padres. Ahora, con 54 años, no se cansa de repetir una rutina que dice llevar "en el alma".
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Corridoni ve que sus ventas, hoy, van en aumento. Es que es uno de los beneficiados por la resolución municipal número 571 y que, con la firma del intendente Helios Eseverri (UCR), desde el 25 del mes mes último, autoriza la venta directa de leche cruda "en todo el partido de Olavarría, pudiéndose efectuar a domicilio o en comercios del ramo", se expresa en la disposición.
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El tambero, sin embargo, prefiere quedar al margen de las controversias desatadas por la decisión del intendente Eseverri. Ahora hasta hay días en que la leche de sus 20 vacas no alcanza y tiene que comprar a otro tambo."No hay nada mejor que esta leche. Se hierve y listo, el que la prueba no la quiere dejar y los chicos crecen sanos y fuertes", dice al promocionar su producto.
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La venta de leche cruda directamente de los tambos a los clientes, propiciada mediante una resolución municipal, sin embargo, desató una dura porfía. Es que funcionarios provinciales y nacionales no dejan de advertir sobre posibles riesgos para la salud derivados de esa forma de comercialización.
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La idea nació de la preocupación de los médicos del sistema de salud municipal que advirtieron a las autoridades comunales sobre las fallas alimentarias constatadas en un sector importante de la población.
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Práctica formalizada
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En rigor, la medida impulsada por Eseverri y avalada por la secretaria de Salud Pública de la comuna, María de la Cruz Arouxet, formaliza una práctica surgida espontáneamente en los últimos meses como producto de la crisis económica.
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Consultado por LA NACION, el jefe comunal defendió la venta de leche sin pasteurizar al argumentar: "Con esto apuntamos a mejorar la alimentación de toda la familia, además de generar nuevas fuentes de trabajo tan necesitadas en nuestro tiempo".
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El funcionario se refirió a la veintena de vendedores que, últimamente, hicieron resurgir la vieja figura del lechero por las calles de esta ciudad -a 350 km de la Capital- en la que viven más de 100.000 habitantes.
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"Los cigarrillos tienen una leyenda en la que se dice que perjudican la salud y, sin embargo, se venden igual. ¡Que me vienen a hablar de sanidad si todos nosotros nos criamos con esta leche!" se enojó Ricardo Nasello, de 44 años, que en su despensa Damver comercializa la leche que produce su padre, Domingo, de 73 años.
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Desde que incursionó en el negocio sus ventas de leche -$ 0,50 el litro- crecieron un 300 por ciento; pasó de 20 a 80 litros diarios. "La gente está redescubriendo la calidad de la verdadera leche y empezó a cambiar sus costumbres", aseguró.
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Mientras recibe un bidón de tres litros de leche en la puerta de su casa, María Laura Catalano resume los motivos de la mayoría aquí para comprar el producto crudo: "Me ahorro un montón de plata". Catalano, que tiene cinco hijos, no es una cliente cualquiera: es nutricionista en el hospital municipal.
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"Nosotros no podemos permitir que se expenda leche sin el proceso de pasteurización porque esto significa un retroceso que vulnera toda la legislación vigente en relación con los controles sanitarios y pone en riesgo la salud de la población", dijo a LA NACION Juan José Linari, responsable del Programa de Lechería del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación bonaerense.
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"Un retroceso"
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Hace una semana, el director de Sanidad y Fiscalización Ganadera provincial, Dardo Galli, envió una nota en la que recordó a Eseverri la vigencia del Código Alimentario Nacional (ley 18.284) y de la ley provincial 7265: ambas normas prohíben la venta de leche cruda al público.
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Por su parte, el titular de la Secretaría Nacional de Sanidad Animal (Senasa), Bernardo Cané, también desaprobó la medida y, en diálogo con LA NACION, la consideró "un retroceso que genera un altísimo riesgo para la salud, más allá del loable objetivo que persigue". Y acotó: "No se puede legalizar la informalidad desde un municipio".
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El intendente Eseverri, que restó importancia a la misiva enviada desde la provincia, dijo asumir "toda la responsabilidad por la medida" y destacó la idea de "restablecer la libertad para cada vecino de Olavarría de comprar y consumir la leche que más le agrade o que mejor se ajuste a sus posibilidades económicas".
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También auguró una generalización de esta práctica: "Esto es explosivo, no lo van a poder parar porque es algo que, en realidad, es impuesto por las urgencias de la gente ante la profundidad de la crisis", opinó.
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Por Pablo Morosi
Enviado especial

LA NACION | 07/08/2002 | Página 18 | Inf. General

Inquietud en el sector empresario
Por Analía H. Testa
El logro de la pasteurización obligatoria -recuerda Jorge Secco, gerente del Centro de Industrias Lecheras (CIL)- data de 1926, en la provincia de Santa Fe y, en el orden nacional, de 1963, cuando el Código Alimentario prohibió la venta directa de leche recién ordeñada. La vuelta a esta práctica, supone, en primer lugar, una degradación del producto y, en segundo lugar, un riesgo para la salud pública. "No puedo justificar el peligro potencial que implica consumir leche cruda, aun reconociendo la emergencia económica y social", sostiene Secco.
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A las autoridades municipales, que ceden su consentimiento o "hacen la vista gorda" les cabe la responsabilidad por las consecuencias de esta modalidad comercial, opina el directivo de CIL. "La aparente conveniencia económica deja de lado cuestiones esenciales de higiene, aumentando para las familias más desprotegidas el riesgo de contraer enfermedades y posibilitando otras adulteraciones a las que puede someterse el producto cuando se distribuye de esta manera", advierte el CIL.
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Sin justificación
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Según Jorge Asurmendi, ex vicepresidente de Confederaciones de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), en los pueblos del interior nunca dejó de venderse leche fresca sin pasteurizar. La crisis que atraviesa la Argentina implica un regreso al pasado, pero eso no justifica el descuido de la calidad del producto para abaratar los costos, opina Asurmendi. La venta directa es una "alternativa circunstancial, no un negocio", dice el productor. "Ninguno se salvará de desaparecer del mercado vendiendo leche desde el tambo", acotó. Asurmendi denuncia que el sector industrial se queja de esta tendencia de venta porque socava su base comercial. El producto en crudo, dijo Secco, no puede competir con el que resulta de un proceso de elaboración. Según comentó, la leche sin pasteurizar se vende entre $0,50 y $0,70 al público, valores que no pueden compararse con los que resultan de un proceso industrial.
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Desde diciembre de 2001, la leche entera en sachet aumentó un 61% al consumidor final.

LA NACION | 07/08/2002 | Página 18 | Inf. General